Transcripción del texto "La Estructura  Invisible de la Realidad Social" de John R. Searle, de La Construcción  de la Realidad Social (1997), citado en "Historia, el Mundo  Contemporáneo" de Alonso, Vázquez y Giavón, Aique (Buenos Aires, 1999).
Una  razón por la cual los seres humanos podemos soportar la enorme carga de  las múltiples relaciones sociales que nos sujetan es que la compleja  estructura de la realidad social resulta, por así decirlo, ingrávida e  invisible. El niño crece en una cultura en la que la realidad social le  es, sencillamente, dada. Aprendemos a percibir ya usar automóviles,  bañaderas, casas, dinero, restaurantes y escuelas, sin ponernos a pensar  qué son, en qué consisten, por qué existen estos objetos. Nos resultan  tan naturales como las piedras, el agua y los árboles. También nos  parece natural que exista la propiedad, los matrimonios, los abogados,  las constituciones, las guerras, los poderes de gobierno...
Esto  ocurre porque la realidad social es creada por nosotros para nuestros  propósitos. Los seres humanos, a través del lenguaje, creamos  instituciones y relaciones sociales.
El secreto para comprender la  existencia continuada, la persistencia de las instituciones y las  relaciones sociales es, sencillamente, que los individuos directamente  implicados y un número suficiente de miembros de la comunidad siguen  reconociendo y aceptando colectivamente esas instituciones y relaciones.  En el momento en que, pongamos por caso, todos o casi todos los  miembros de una sociedad rechazan el reconocimiento de los derechos de  propiedad, como en una revolución y otro tipo de revuelta, los derechos  de propiedad dejan de existir en esa sociedad.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario